El Flautista de Hamelin

Erase una vez el pueblo de Hamelin, este se encontraba rodeado de muchas montañas y prados, era un pueblo tranquilo y hermoso, y todos eran felices aquí. Cierto día, todas las calles fueron invadidas por una gran cantidad de ratones, los cuales merodeaban por todos lados y se comían todo lo de los graneros y la comida de las personas.

No se entendía el motivo de la invasión, y nada hacía que los ratones desaparecieran. Como la situación era grave, convocaron al consejo y dijeron:

flautista de hamelin– Le daremos cien monedas de oro al que elimine los ratones
De pronto apareció un flautista, dijo:

– Esa es mi recompensa, no habrá un solo ratón en Hamelin.

El joven agarro su flauta y empezó a sonar una melodía que les gustaba a los ratones. De repente todos los ratones iban siguiendo al flautista, este iba tocando por las calles. El Flautista de Hamelin los dirigió hacia un rio, y ahí todos los ratones se subieron a una balsa, esta se fue por las aguas y se perdió en la distancia.

Todos volvieron a sus negocios, y estaban muy contentos al punto que hicieron una fiesta, pero se olvidaron del joven flautista. El joven regreso para buscar su recompensa.

Flautista HamelinLos gobernantes entonces ya no quisieron cumplir su promesa. – Vete de nuestro pueblo, no te debemos nada, solo has tocado con la flauta y no te pagaremos nada.

El joven se enojo por causa de la avaricia que tuvieron con él, y les prometió que se iba a vengar. Tomo su flauta y comenzó a tocar una melodía dulce. Sin embargo, los que comenzaron a seguir al flautista no eran ratones, sino que todos los niños del pueblo. Todos iban tomados de la mano, se iban riendo y no obedecían al ruego de sus papas, y siguieron al flautista que los dirigió hasta una montaña, aquí el flautista tomo la decisión de encerrarlos en una cueva que era desconocida la cual estaba llena de muchas golosinas y juegos, los niños en realidad estaban muy felices y contentos pero la preocupación de sus padres era grande. Ya dentro cerró la cueva y los mantuvo atrapados en ella.
Todos los niños entraron en la cueva menos uno, este iba con muletas y por eso nunca los alcanzo. Al ver que se cerraba la cueva, el niño se regreso al pueblo y aviso lo que pasaba. La gente corrió a buscar a los niños, pero nunca pudieron abrir la cueva.

Ahora Hamelin era un pueblo triste, sin las risas de los niños y hasta las flores eran pálidas de tanta tristeza.

Los gobernantes de Hamelin y todo el pueblo buscaron al flautista, y entonces le querían ofrecer pagarle las 100 monedas de oro y disculparse con él, incluso pensaron en rogarle que les devolviera a sus niños. Sin embargo, ya no lo pudieron encontrar y nunca recuperaron a los niños.

Desde este día que paso esto tan grave, en Hamelin se acabo la avaricia, y siempre cumplieron sus promesas de ahora en adelante.

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