Ariel era una sirenita muy traviesa, a ella le gustaba mucho mirar las cosas que los humanos dejaban en el océano. Es que los barcos de vez en cuando se hundían y ella se encargaba de ir tras ellos para poder investigar un poco de las increíbles cosas que usaban en la tierra,
La vida de la sirenita sería como siempre si no se hubiera enamorado de este hombre que vio sobre el barco, él se ahogaba en las aguas y ella fue muy rápido para salvarlo, luego le canto una canción hasta que abrió los ojos y no llegó a verla, pero sí la oyó. Luego de este momento, él se enamoró de la hermosa voz que escuchó y al mismo tiempo sabía que le había salvado la vida cuando se ahogaba. El padre de Ariel se enojó muchísimo al enterarse de los rumores de que su hija había ido a la superficie y tenido contacto con un humano, por eso la castigó severamente prohibiéndole salir a pasear por ningún lugar.
Ella se escabulló para ir a hablar con una bruja que le brindó piernas durante el día para poder así visitar a su amado, pero a cambio pidió su voz, la cual guardó en un caracol que siempre llevaba en el cuello. Luego engañó a la sirenita y usó su voz para seducir y casarse con el hombre del cual se había enamorado Ariel. Con el tiempo y la ayuda de los amigos marinos de la sirenita, la verdad salió a la luz, ella recuperó su voz, con la ayuda de este marino vencieron a la bruja que quería el tridente de Tritón para gobernar las aguas. Por tanta valentía y amor mostrado al salvar a la sirenita de la bruja, su padre le concedió su mano para que se casen y sean felices. Pero eso no fue todo, sino que Tritón ahora sabía todo lo que su hija sentía y le permitió que viva junto con su amado por siempre, dándole como regalo de bodas piernas para que pueda caminar por la tierra sin tener que quedarse en las aguas solamente.
Fin del Cuento de la sirenita